"Ah, ya lo he entendido", te dirás, "la tensión superficial es la fuerza que actúa en la superficie de un líquido y que ayuda a que flote un cuerpo". ¡Exacto!
La explicación es que, dentro del líquido, en torno a cada una de las moléculas que lo forman, actúan atracciones simétricas; sin embargo, en su superficie, las moléculas se encuentran rodeadas solo parcialmente por otras moléculas y, por tanto, son atraídas hacia el interior del líquido por ellas. Esta fuerza de atracción que tiende a arrastrar las moléculas de la superficie hacia el interior del líquido es la tensión superficial. Es como si el líquido estuviera cubierto por una membrana invisible. Por eso flotan el zapatero y ciertos objetos (por ejemplo, la aguja del experimento) o las gotas de agua tienen la peculiar forma que adoptan al caer:
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